viernes, 30 de abril de 2010

Te alabamos Señor

Jóvenes, chicos, ancianos, todos disfrutan de una tarde calurosa en Parque Rivadavia. Una pareja que está sentada sobre el pasto ve venir a una mujer mayor con un libro en la mano, la ven desde abajo, la silueta se recorta con los rayos solares, es pequeña pero se magnifica. Atónitos por la imagen escuchan lo que les dice: "¿Creen en Dios?" ambos se ríen y responden: "más o menos".
La mujer repite esas palabras y comienza a leer lo que descubren es la Biblia, incluso explica: "Soy la enviada de Señor, él me envió para que les diga estas palabras, ¿quieren recibirlas?" ante la negativa de los jóvenes la mujer se pone agresiva y explica: "Ahhhhh, muy biennnn, qué bonito, hay dos caminos, el del bien, el de Dios y el del mal, del diablo... Ustedes eligen, además si algún día tienen a alguien enfermo ¿qué van a hacer? ¿le van a pedir a Dios? se van a acordar de este momento.". Ahí la chica se indigna y le dice: "Mire señora, no creo que esté bien imponer palabra del Señor por la fuerza..." y la mujer, ahora muy enojada, le hace señas con el dedo índice de que no y esgrime un serie de argumentos para explicar que ha sido malinterpretada justo ella, la enviada del Señor que quiere difundir sus palabras. De todos modos, vuelve a insistir acerca de la recepción de la palabra divina pero ante una nueva negativa decide irse en busca de otros feligreses…

jueves, 22 de abril de 2010

¿Dónde está? ¿a dónde se fue?

Cuando compró el libro notó que dos turistas estaban sacando fotos, levantó la cabeza y vió esos colores que nunca percibido, un primer piso repleto de libros, los tonos amarillentos de luz que se reflejaban en la madera del piso. Tuvo ganas de sacar una foto pero desistió pensando que lo tenía ahí, cerca.
Y después la navidad, el año nuevo y la misma vidriera que la había cautivado durante tantos minutos matutinos estaba llena de mugre y con ausencia de libros. Esperó, pensando que una mudanza, quizás refacciones, pero no, la librería Gandhi-Galerna no volvió a la calle Corrientes. Esa vez no sacó la foto y ahora en cada caminata siente el peso de la omisión, la complicidad del silencio.

jueves, 15 de abril de 2010

Ellos

Caminan desde Puerto Madero al centro por las calles repletas de silencio dominical.
Descubren una basílica, un colegio, fachadas antiguas, edificios, moderno quiosco 25hs, libros de saldo. Llegan a una plaza ¿Plaza San Martín?
Un itinerario arbitrario, como eso que están sintiendo ¿lo saben?

domingo, 4 de abril de 2010

¡Cumbia!

Noche de sábado en la ciudad, un grupo de amigas se dirige a la calle Sarmiento 1272 para asistir al “Festival de sonido Argie”. Por la calle desfilan parejas abrazadas, algunos sueltos pero con la rigurosa campera inflable, todos apuran el paso para no padecer el primer frío del otoño.
Pero el festival no empieza y la espera se hace larga hasta que desde una ventana se escucha:


“Y de pronto surgió,
una reina esperada
Era Marta la reina,
que mi mente soñaba
A sus pies vi la luna,
las estrellas plasta-aguas
Y un himno de fiesta,
las palmeras cantaba”

Desde la calle observan una ventana iluminada, la única ventana abierta de todo el enorme edificio.




Un hombre canta y se mueve, mezcla de baile y de malabarismos para vestirse con una camisa. Los que esperan tienen ganas de comenzar a bailar, se miran, sonríen. Después la luz se apaga y termina la función.
Adentro, la música, bandas, pero pocos bailan, casi ninguno canta y no lo hacen con la intensidad del “vecino”.