lunes, 28 de junio de 2010

Se agradece

Si lo que mira son nuestros ojos...


Y se abre un regalo, con mil papeles, en medio de un parque, puede ser cualquier parque de la ciudad porque las circunstancias difuminan el espacio, subliman el tiempo.
Alrededor caminan o corren deportistas, enamorados, borrachos, y los papeles siguen dificultando el acceso a ese objeto, ella disfruta esa sensación de sorpresa. Finalmente lo ve, lo descubre, el libro de Antonio Di Benedetto, aquel que le había mencionado al pasar, pensando que el olvido, que la pasión literaria se esfumaría en ese diálogo del MSN.
Doble sorpresa, querer en el recuerdo, recordar y actualizar lo fugaz, detener y volver a recordar, descubrir que ese mismo parque también tenía estrellas, abrazos...

martes, 22 de junio de 2010

Crónica de un viaje futbolístico


Después de la experiencia del hipódromo, este blog disfruta de la participación de sus amigas. Esta vez Vero escribió:


Parece un día feriado, aunque sean las 8:30 de la mañana de un día común, laboral. Sin embargo, no hay casi nadie en la estación de trenes. ¿Acaso nadie tiene que ir al centro hoy? Si, tienen, pero lo hicieron antes de esta hora o lo harán después de las 10:30. ¿Por qué? Porque a las 8:30 del 17 de junio de 2010 juega la Selección Argentina su segundo partido del Mundial Sudáfrica 2010. Y para los argentinos, esas 2 horas son sagradas, como un feriado


Apenas se comienza a escuchar el relato de Víctor Hugo por los auriculares del celular, el tren arriba a la estación. Su maquinista lleva puesta una remera de Argentina, una pasajera que está por subir le levanta el pulgar en señal de aprobación. Al abrirse las puertas no se baja nadie, al subir al vagón está casi vacío, hay asientos libres y es fácil acomodarse en ellos. La viajera se siente rara, pero se pone cómoda y disfruta el relato del partido. Unos pocos minutos faltan para que se produzca el primer gol argentino, pero ya sea por el silencio en el vagón, porque la mayoría de los ocupantes del vagón son de sexo femenino, o porque se palpa en el aire que a (casi) nadie que esté viajando a esta hora en este tren le interesa ni un poquito el partido, el gol no se festeja. Solo una pasajera tímida se levanta a medias y grita un débil gol, la viajante la mira, le asiente la cabeza y le sonríe. Una mirada cómplice se cruza entre ellas, pero esa es la única irrupción de la famosa “pasión futbolera argentina” que se manifiesta esa mañana en ese vagón.


La caminata por las siempre bulliciosas, atiborradas e incómodas de transitar veredas de la calle Pueyrredón, en el barrio de Once, resulta ligera, fácil. La total ausencia de puestos precarios, los carteles de “abrimos después del partido” en los negocios, lo permiten. Y es en esas extrañamente desiertas calles que Víctor Hugo grita el 2do gol, tal vez un poco titubeante por la duda de si “estaba en offside?” o no. Los gritos salen de los negocios, los autos se expresan con bovinazos. Pero esta vez la viajante no solo se siente tímida, sino también emocionada (más por la alegría de la gente que por el gol en si) y tan solo puede pronunciar un bajo “vamos! gol!” sin que la voz le salga entrecortada. Y prosigue su marcha acelerada.


Faltan 10 minutos para que termine el primer tiempo, pero la necesaria utilización del subte para poder arribar a destino interrumpe la señal de radio, y la viajera, que ya se lo imaginaba, debe continuar su camino ignorante de los acontecimientos hasta que vuelva a la superficie, cuando el 1er tiempo ya haya terminado. La estación del subte presenta una imagen muy parecida a la del tren. Los empleados no existen; seguramente se hayan “perdido” en el camino entre la televisión y las boleterías. Pero por suerte el subte sigue funcionando. Tal vez haya que agradecérselo al gremio (sin personería jurídica) del subte que consiguió que las mujeres manejen las formaciones. Si no quién sabe.


Cuando la viajera sale a la superficie, su celular aún no puede captar las ondas de la radio. El microcentro porteño atenta contra ella, con sus constantes interferencias. Así que no es hasta que llega a la oficina y se cruza con una compañera de trabajo que se entera que el 1er tiempo terminó con un gol del contrincante. “En el último minuto fue!”.


El 2do tiempo la viajera se convierte en hincha. En la comodidad de una sala de reuniones y frente a un LCD de quien sabe cuantas pulgadas, se angustia y disfruta con el partido junto a sus compañeros de trabajo. Esta vez se siente cómoda y tranquila, y no vacila en gritar y saltar para festejar los 2 goles que el equipo argentino regala.


Luego del partido el día sigue (o será comienza, en realidad) como cualquier otro día laboral. La hincha se transforma en trabajadora, y responde preguntas, soluciona problemas, completa responsabilidades, crea nuevas….


Y se toma unos minutitos para escribir estas líneas.

miércoles, 16 de junio de 2010

¡Cuidado!


Peligrosa, por múltiples y variados motivos...

I

Bajando del subte una chica le dice a una mujer: "Señora, más cuidado con el paraguas" pero otra la advierte: "No te preocupes, hay armas aún más letales como las agujas con onda oriental que se aplican a los rodetes, ¿vos te das una idea lo que es eso en la hora pico con el vagón repleto de pasajeros?".

II

En el paseo del bicentenario, en el stand de la provincia de Neuquén, sorprende un dinosaurio asesino. Por debajo del cuerpo sobresalen dos flacas piernas de color verde casi-fluorescente que mueven al animal acercándolo a los visitantes, los más desprevenidos escucharán el chirrido de los dientes cerca de sus caras, el plástico ruido suena aterrador.
Prevenidos, los organizadores increpan al animal: "atrás flaco, de la línea para atrás, no pasés la línea, ¿me entendés?" y le piden a una joven vestida de guardaparque que lo mantenga alejado de la gente. Pero, habilidoso, el extinto reptil realiza un movimiento calculado y provoca ataques con su larga cola.



III (Bonus track, "La venganza será terrible")

Sentadas en la segunda fila de asientos dos mujeres comentan las noticias del momento intercaladas por frases como: "La juventud está perdida", "Y nadie hace nada", "Hay que matarlos a todos". Al subir una mujer embarazada la indignación se acrecienta y comienzan a increpar a los jóvenes del asiento de adelante: "Qué bien eh, mirá cómo se hacen los tontos, no se levantan, nada, que desastre, así estamos...". Los dos jóvenes se dan vuelta, dirigen su cara a las mujeres que se quedan pálidas, atónitas, los rasgos físicos de la ceguera logran enmudecerlas...

martes, 8 de junio de 2010

Flash-back

Olor a cemento, olor a arena mojada de una de las tantas obras en construcción.

Recuerdos.

Ingresar en esa dimensión polvorienta y ruidosa con mezcla de chamamé a todo volumen y ruido a prensa. Los tanques con colores amarillo y rojo, enormes tanques de cemento con agua coloreada y el palo de madera para revolver (uno de esos que el abuelo convertiría en zancos). Estirar los pies para poder llegar a mirar a los obreros mientras volcaban con los cucharones los colores en los moldes, después el cemento húmedo, cemento seco estirado con una chapita de metal y con un movimiento hacia adelante el molde quedaba debajo de la prensa, la mano bajaba la palanca y ahí quedaba, impecable: el mosaico.


martes, 1 de junio de 2010

Penas

"Estás desorientado y no sabés
qué trole hay que tomar para seguir."
Desencuentro tango con letra de Cátulo Castillo





Amores que se escurren, dolor incontinente, corrosión asfáltica, nada, aboslutamente nada, puede contenerlo. Huye, pero es aprisionado por los discursos ajenos que señalan, que marcan, y descubren que la variación es lamentable, "una pena realmente, se veían tannn bien".
Y así, solos, caminan por la ciudad sintiéndose zombies, buscando abrazos apretados de subte, sintiendo que todo ese querer los asfixia. No saben, desconocen esas inmensidad que se abre ante ellos y canaliza el dolor.