domingo, 29 de noviembre de 2015

Menos cielo

Los botines se aferran al piso plástico e impiden el balanceo del cuerpo. Los mismos piecitos que se aferraban al Paraná y corrían por las calles de Ayolas. Los dedos buscan hundirse en el barro.
El pasto sintético arde en las rodillas y él recuerda una vez más. Esta vez las moras se aplastan en las veredas ensuciándolas, ese pegoteo que los nenes esquivan y que le recuerdan a sabor antiguo, a pequeño robo planificado.
El sudor se hace notorio y denso. Ese mismo hedor
 que se mezclaba con agua fresca, correntada.
La luna, cree ver la luna reflejada en un charco de la General Paz. Tiene menos cielo pero insiste en aferrarse a esos pequeños momentos de lo que nunca se va olvidando.
El número 7 de la camiseta y el nombre, "Pato", contrastan con las remeras agujeradas. En invierno y en verano la remera amarilla desgastada que se prolongaba en los dedos maternos con hilos de colores.
De un área a otra: piques, codazos, roces. 
Volver a casa. 


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